Al final del otoño, con la llegada del invierno, comienza la temporada de saunas: un momento en que el vapor caliente, el aroma de las ramas de abedul y la relajación junto a la estufa se convierten en un verdadero placer. Sin embargo, antes de sumergirse en este ritual, es importante asegurarse de que la sauna y su elemento esencial, la estufa, estén debidamente preparadas para la temporada de frío. Un mantenimiento adecuado no solo garantiza un uso seguro, sino que también ayuda a prevenir uno de los problemas más desagradables: el olor a quemado en la sauna.

Estufas de sauna de leña: limpieza y mantenimiento

Una estufa de leña para sauna es una opción tradicional, apreciada por su calor auténtico y su ambiente único. Sin embargo, este tipo de estufa requiere más mantenimiento que una eléctrica. En primer lugar, conviene limpiar el interior de la estufa de hollín, cenizas y residuos de combustión. Esto puede hacerse con cepillos o raspadores especiales diseñados para estufas de hierro fundido o acero.

Las chimeneas y los conductos de humos son las zonas donde más hollín se acumula durante el verano. Deben limpiarse al menos una vez al año, preferiblemente antes de que comience la temporada de calefacción. Una capa de hollín no solo reduce el tiro, sino que también aumenta el riesgo de incendio. La limpieza de la chimenea debe realizarse con cepillos especiales, cuyas cerdas se seleccionan según el diámetro y el material de la chimenea.
Algunos propietarios de saunas también utilizan métodos tradicionales, como quemar cáscaras de patata o madera seca de álamo, lo que ayuda a desprender el hollín de las paredes. Sin embargo, estos métodos no deben sustituir la limpieza y el mantenimiento mecánicos de una estufa de leña para sauna.
Mantenimiento de calentadores de agua y accesorios de estufa

Los calentadores de agua se utilizan con frecuencia en saunas de leña; pueden instalarse junto a la estufa o directamente sobre la chimenea. Antes de que comience la temporada, conviene comprobar si el depósito está oxidado o si tiene sedimentos acumulados en su interior.
Si el agua de la sauna es dura, la cal y los óxidos metálicos no solo pueden reducir la calidad del agua, sino también generar un olor característico a quemado o metálico, sobre todo cuando la estufa alcanza altas temperaturas. En estos casos, conviene limpiar el interior del calentador de agua con productos especiales descalcificadores y desmotadores.
¿Cómo evitar el olor a quemado en la sauna?

El olor a quemado indica que la estufa o la chimenea no están completamente limpias y que la combustión no es óptima. Aquí tienes algunos consejos para evitarlo:
- Utilice leña seca. La leña húmeda arde mal y produce mucho humo y hollín, que se deposita en las paredes de la chimenea y emite un olor desagradable. La mejor opción es la leña seca de abedul o aliso.
- Asegúrese de que haya una buena ventilación. Una mala ventilación en la estufa es una de las principales causas del olor a quemado. Compruebe que la chimenea no esté obstruida y que el suministro de aire a la estufa sea suficiente.
- Ventile la sauna después de cada uso. Tras una sesión de sauna, deje la puerta o ventana entreabierta para que escape el humo y la humedad restantes.
- Limpie las piedras. Con el tiempo, las piedras de la sauna pueden acumular hollín, ceniza e incluso olor a moho, sobre todo si se guardan en un ambiente húmedo. Se recomienda lavarlas y secarlas al menos una vez cada pocos meses.
- No viertas aceites esenciales directamente sobre las piedras. Aunque parezca tentador, los aceites que se queman sobre piedras calientes pueden producir un olor desagradable a quemado. En su lugar, añade unas gotas al agua que se verterá sobre las piedras.
Estufas eléctricas: ¿son más fáciles de mantener que las de leña?

Limpiar una estufa eléctrica para sauna suele ser más fácil, ya que no requiere leña ni chimenea. Sin embargo, aún así necesita ciertos cuidados. Una vez por temporada, conviene desmontar la zona de piedra, limpiar el polvo acumulado y revisar las resistencias.
Si se detecta olor a quemado en la sauna, la razón suele ser que la estufa está instalada demasiado cerca de las paredes o del suelo, lo que impide una correcta circulación del aire.
Asimismo, si una sauna eléctrica se usa con poca frecuencia, conviene “purgarla”: calentarla a la temperatura máxima en una sauna vacía para eliminar la humedad y el polvo acumulados.
Una sauna limpia – un aroma limpio

Una sauna no se trata solo de calor y vapor, sino de una experiencia sensorial completa. Para disfrutar plenamente del ritual, es importante asegurarse de que ni la estufa, ni la chimenea, ni los conductos de humos emitan olores a quemado o humo. El mantenimiento regular, los calentadores de agua limpios, una ventilación adecuada y leña de calidad son maneras sencillas pero efectivas de garantizar que su sauna siempre huela a madera natural y vapor puro.
